sábado, 14 de septiembre de 2013

Los acúfenos del final. 1

Son tantos los acúfenos que salen por mis orejas, que lo primero que se me ocurre es consultar al otorrino, para que me ayude a controlarlos o al menos a sintonizarlos. Porque si llego a descifrar entre todas las vibraciones, la vibración tónica fundamental, como sucede en armonia, sabré a qué tono (tinitus) responden y al menos, sino puedo silenciar los acúfenos,  podré decifrarlos mejor y en cualquier caso oirlos como se oye con sordina cualquier ruido.

Los acúfenos que indago tienen, según mi otorrino de al lado, una componente vibratoria fundamental (la tónica le digo yo, como en música) que es - me dice - la tónica de la frustración. Oyes todo lo que has vivido hasta ahora con la estridencia del fracaso, del fracaso actual,  que es la suma de todas las resonancias pasadas. Tus acúfenos - me insiste - son como el chirrido de unos goznes viejos de  la puerta de la vida, que suenan, parecen abrise, pero nunca ya se abrirán. Es la frustración en su más pristina acepción del ser y lo que debería haber sido.

Esta frustación, audible en los acúfenos de la vejez, es ni más ni menos,  común a la existencia y la única terapia posible consiste en la ingestión de tantos placebos de analgesia como tantas veces se necesiten para paliar su  aturdimiento sonoro. Uno de estos analgésicos es la declaración o confesión desde la perspectiva del final, ahora, cuando el fin está cerca y la cortina, the final curtin, de Frank Sinatra, ayuda a envolver los acúfenos, en la  hermosa  canción que los armoniza, los hace audibles, en la forma propia de haber vivido, la de haberlo hecho a mi manera, my way.

Así, que siguiendo el placebo de la canción My Way  comenzemos por aquello que es cierto. Cualquiera ha amado,ha corrido, ha tropezado, ha llorado, ha sentido cada cual a su manera. Pero - le digo a mi galeno -no ha conducido por la vida no. Cierto - me replica - la vida le ha llevado sin posibilidad de ir por donde quería y por eso los acúfenos son eso, el ruido de la fustración, de no haber cumplido la manera de vivir, la manera de pensar, la manera de conducir por la life's way.

Quizás porque no ha sido amado, infiero. Desde luego pero no se puede llorar por lo que no se ha tenido. Solo se podrá llorar por lo que teniéndolo, se ha perdido.
Pero - querido galeno le digo - la frustración, haga llorar o no, es porque se ha tenido una visión de la vida, que no se habrá realizado pero la visión si que se ha tenido. Lo que no desmiente lo que te digo viejo - me responde -, si lo has tenido entonces puedes llorar cuanto quieras, por haberla perdido.

En este escudriñamiento estabamos mi otorrino y yo, cuando llaman a la puerta. Quién será me digo. Voy y sin preguntar quién es, abro, y me encuentro una joven que pregunta por mi otorrino. Cómo el del acúfeno ? No - me dice - el médico otorrino.

Ah ! Si ! Perdona, es la enfermera de mi consulta, que le dije que había salido a domicilio y puse ...voy a casa del acúfeno. La joven que entraba oyendo a su jefe, pasó delante de mi y dijo   aquí se oye mucho ruido. Por eso he venido y te he mandado que vinieras, para explorar el acufeno - le decía mi otorrino a la joven, mientras entraba.

De verdad oye usted mucho ruido aquí señorita ? - le pregunto señalando el sofá donde sentarse -. Se sienta cruzando las piernas en tijera y continuo. Porque parece usted muy joven para tener acufenos. Mira la joven al otorrino que le miraba las piernas y le dice. Crei que era mas joven el paciente. Como ve señorita, la edad no tiene que ver nada con la dolencia y usted lo sabe, le dijo el galeno. Cierto - añado - usted ha oido mucho ruido nada más entrar, por lo que...No soy paciente señor...pero si entro en un garaje, siempre oigo ruido aunque este cerrado y más aún si mi jefe me dice que venga a casa del acúfeno.

Bueno mejor sera que nos llamenos por el nombre. El mio...el tuyo - me corta el galeno - es Acufeno, que así estás fichado en la consulta y la enfermera lo sabe. El mio, tu otorrino, es como tu dices Galeno y la enfermera mia y tuya, que para eso la he llamado responde al nombre de Sonia. Tanto gusto le digo. Asi que somos tres, aquí en mi casa, en este saloncito de tres puertas, la de la calle, la del baño y la del dormitorio. Tu Galeno, ella Sonia y yo Acufeno.  Disculpadme tengo que ir al servicio.

No se de que hablarian Sonia y Galeno mientras estuve en el toilet, pero cuando salí cerrando la puerta rapidamente, para silenciar el ruido de la cisterna, ambos estaban sentados en el sofa. Sonia, con su mano me indicaba ocupar el medio, pero mirando a Galeno entendi que era mejor ocupar el sillón de enfrente. Nada más sentarme Sonia pidió permiso se levantó y se fué al baño, y mirando sus piernas y sus caderas, lo unico que me aterraba era si había dejado yo sufiicientemente limpio el servicio a gusto de aquella mujer.

Oye, le dije a Galeno, menuda enfermera te has echado. Si es joven y muy guapa, pero es parte de mi terapia. Cómo ?
Si, con ella, mis pacientes o se curan o si no, no me dejan.
Vamos hombre, no me diras que tu terapia incluye tratamientos especiales, le expeto. Especiales no se a que clase te refieres, pero lo que si es cierto es que desde que está conmigo curo las patias del oido, en especial la de los acúfenos como tu.
Pues a mi no me lo parece, porque tu enfermera para mi, es una de las disonancias agudas que padezco, una de las frustaciones que dices tú, en las que consiste mi patologia acúfena y como comprenderás, enseñar a la vejez los sueños de la juventud, vivida o soñada, será muy rentable para ti  pero para el paciente como yo, es como un recohineo.
Por eso me apostilla Galeno, por eso Sonia es parte de mi terapia ideal, porque o cura a mis pacientes, o si no los cura, mis pacientes no me dejan.

Para dejarle yo a Galeno estaba, con lo que me  acababa de decir, cuando se abrió la puerta del toilet, sin ruido de cisterna ni nada, y aparecíó Sonia, alta, rubia, falda por
por encima de las rodillas y blusa de seda suelta que acampanaba sus caderas, sus caderas kalipigias. Perdón dijo, por la tardanza, pero las mujeres ......Ha tenido algun problema, falta algo en el baño, le pregunto. O nada, un perfecto baño para la mujer, limpio, ordenado, parece que en esta casa hay una mujer que limpia. Pues esa soy yo le expeté.

Vamos a ver Sonia dije. Galeno está muy contento con usted, por el servicio eficiente que presta en su consulta de otorrino. Cierto, o eso parece ser por la nomina que recibo. Y dígame Sonia, eso que ha dicho usted de que creia que era mas joven el paciente, que soy yo Acufeno, en qué interviene o modifica su terapia . Pues en nada porque pacientes jóvenes he visto en domicilios con mi jefe que tienen mas sucio el baño que un paciente viejo como usted.

Gracias, señorita por el cumplido, que no me hará mas joven pero si mas reconocido, porque mi frustración según su doctor y el mio, es como la difteria, que si aumentan las placas más grave y peligrosa se vuelve......y la verdad que de placas, mis acúfenos estàn llenos. No me lo tome a mal pero no veo la terapia si consiste en medicar mas placas.

Sonia no es una placa mas - me arremete Galeno - Sonia es la vacuna, la que traigo para inyectarte  como remedio a tus dolencias acústicas querido Acúfeno.

Miro a §onia, ella ya me miraba, y le replico, usted es la vacuna ? Por favor Galeno  ya lo hemos hablado antes cuando estaba - le indico quien - en el servicio.

No sé de que habrán hablado ustedes, pero yo en el baño, estuve disponiendo el instrumental de vacunación que soy yo la responsable de la vacuna por delegación de mi jefe el otorrino doctor Galeno.

Y dígame Sonia, que instrumental es ese  para vacunar contra los acúfenos. Agujas epidérmicas hipodèrmicas, algodones alcohol, gomas, ....y colirio - añade la enfermera
- para los ojos - pregunto - si para los ojos - contesta - a veces basta con un par de gotas en los ojos del paciente y desaparecen los acúfenos, sin necesidad de epidermicas ni hipodérmicas, ni gomas ..ni....comienzo doctor - le pregunta a Galeno - con el colirio en la mano.

Adelante.

Salta Sonia del sofá y en tres pasos se planta de pie delante de mi colirio en mano diciendo: a ver no se levante Acúfeno, Relájese èchese hacia atrás  y mire al techo. Así obedezco aturdido y en un periquete  aparecen su pelo rubio y sus ojos claros entre el techo y mi mirada. Siento sus dedos sedosos abrir  mis párpados y una, dos gotas inundan mi visión mientras los cierra diciedo    mantèngalo  cerrado sin apretar. Lo mismo hace con el otro. Aguante así, mirando al techo con los ojos cerrados hasta que le avise.

Con mis ojos cerrados y cara al techo aguantando la humedad atrapada en los párpados,  oigo la puerta de la calle y decir a Galeno, aguanta así, ahora vuelvo.

Como ? pregunto. Si aguante asi como le dice el doctor me oigo decir a la enfermera. A que va, le pregunto y Sonia me responde, no se preocupe lo hace siempre como parte de la terapia. Y usted señorita le espera aquí. Pues claro, para eso soy su enfermera, para vigilar al paciente que mantenga los ojos cerrados con la cara levantada. Pues que no tarde mucho, que el cuello estirado mucho tiempo desnuca.Me va a producir tortículis. Vale no estire el cuello lo puede relajar pero sin abrir los ojos. Destenso un pico el cuello notando las gotas rodar por las mejillas que enseguida desaparecen absorbidas por un algodón que alguien, qué digo, que Sonia seca diciendo... así, despacito, yo le limpio el colirio y usted no abre los ojos. Gracias digo

En esta postura paciente de ojos humedecidos y sin ver nada, no oigo acúfenos al oido, pero si veo las imágenes de la retina a oscuras más recientes. Veo a Galeno calvo, con gafas perpetuas. Veo a §onia de dulzura facial, ojos grandes y claros, el pelo rubio .....continuara

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