jueves, 15 de mayo de 2008

ESPECULACION-MONOPOLIO DE LA ECONOMIA ACTUAL

La adquisición y tenencia de recursos para sacarles el beneficio programado, no es especulación es, como el interés del capital que lleva implícito su rendimiento, pues de no ser así, sería capital improductivo, capital muerto, no habria mercado. La oferta y la demanda como ley natural reguladora de la economía, del mercado, lleva inherente en su estructura el interés, pues del interés, beneficio, o conveniencia (se decía), de la oferta y del interés beneficio de la demanda, depende el estar dispuesto a ofrecer, vender, o adquirir, comprar y por lo tanto es también especulación. Ahora bien, el empleo de los recursos para modificar la oferta, adquiriéndola, o modificar la demanda adquiriéndola también, es simplemente crear un monopolio, cáncer mostrenco de la economía, que no especulación. Así se puede explicar maliciosamente el “sub prime” donde los recursos para ofrecer y los recursos para adquirir se han reunido en un solo agente que determina el precio, de forma que el mismo que ofrece es el que compra. Los beneficiarios de esa transacción monopolística, los titulares de las viviendas, no han tenido el más mínimo voto, la más mínima opción de intervenir en la transacción oferta y demanda, pues el bien, el precio y la disponibilidad pertenece al monopolista. Cuando dicho monopolista se ha encontrado con que la inversión necesita de más recursos, porque ha invertido todos y/o le han resultado fallidos los balances que como monopolista le deben cuadrar (invertido + recobrado = 0), es cuando el monopolio se derrumba, precisamente por el carácter de introversión de la oferta y la demanda que el monopolio subsume. La hipoteca de la vivienda, no es más que una monopolística acción contra la regla sagrada del mercado de la oferta y la demanda. El monopolista, ofrece un bien a un precio determinado, como oferente, que es justo el precio de demanda que él mismo establece, de forma, que el tercero, el adquirente de la vivienda que como ajeno al monopolio debe figurar para establecer transacción, (pues de lo contrario si no existiera no habría mercado), no juega más que un papel semejante en ese mundo monoeconómico que al del llamado testaferro, con la diferencia en este caso, que el testaferro paga la operación y si no paga resulta fallida la actuación monopolística. Pero, no hay problema, porque si el monopolista dispone de recursos seguirá el monopolio. Y contra esto, no hay más solución, que retomar la regla tan consabida del mercado, la de la oferta y la demanda, separándolas para que jueguen en el mercado de forma autonómica independiente, esto es, que el recurso que se oferta, sea independiente del recurso que se demanda para así poder establecer el auténtico precio de convergencia. Las “sub prime” es lo que han hecho: con los recursos monopolísticos disponibles crearon ficticias transacciones en su control de oferta y demanda. Cuando la confianza entre monopolistas ha remitido o quebrado, es cuando se ha comprobado, que no se puede ofrecer un recurso (dinero) para que me compres lo que yo te ofrezco. Es lo que se llama en la aldea global la deuda de los países del tercer mundo, que por cierto, de condonación, nada de nada. Y para los hipotecados tampoco

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